16.I.1993
...No estoy seguro por qué, pero a la comida de hoteles no se siente bien. Es como una añoranza de hogar impresa en los huevos y el cereal. En fin, no estoy acá por la comida sino para cubrir una noticia.
- Buenos días - dijo una voz femenina mientras se sentaba en la mesa de al lado.
- Buenos días... buenas noches.
- ¿Buenas noches?
- Si, buenas noches... buenos días.
- ¿Sabe usted qué hora es? Son las siete de la mañána.
- Si, lo se. Es la consigna.
- La consigna... claro.
- Si, la consigna es la consigna.
- Ah, creo que ya le entiendo.
- Es que noté que lleva mi libro favorito y alguien que lleva ese libro es alguien con quien quiero platicar. ¿Le importa si me siento con usted?
Entre risas la suave voz accedió y Tránsito pensó que quizás no sea tan malo desayunar en el hotel.
- Buenos días - dijo una voz femenina mientras se sentaba en la mesa de al lado.
- Buenos días... buenas noches.
- ¿Buenas noches?
- Si, buenas noches... buenos días.
- ¿Sabe usted qué hora es? Son las siete de la mañána.
- Si, lo se. Es la consigna.
- La consigna... claro.
- Si, la consigna es la consigna.
- Ah, creo que ya le entiendo.
- Es que noté que lleva mi libro favorito y alguien que lleva ese libro es alguien con quien quiero platicar. ¿Le importa si me siento con usted?
Entre risas la suave voz accedió y Tránsito pensó que quizás no sea tan malo desayunar en el hotel.
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